Diego Calvo / 1º BACH. A
HA SIDO TODO UN PLACER
Cierro los ojos, inspiro y me juro otra vez que nada de esto ha ocurrido alguna vez en este cuarto. Siempre sigo el mismo procedimiento. Primero voy a mi edificio; a las doce menos ocho minutos, exactamente, saludo a mi buena vencina Elisabet con un " Buenas noches", acompasado de un guiño de ojos y ella me corresponde con otro guiño. Al llegar, voy directo al fregadero, donde me espera mi preciosa gata Kill y me lavo las manos llenas de sangre, como símbolo de purificación. Cuando suena la tercera campanada desde el reloj del salón, que indica la media noche, llamo a mi cliente y se lo confirmo con un " Ha sido todo un placer", y cuelgo.
Cojo la lista de mis encargos y añado el nombre de Henry Wilson. La gente diría que es una larga, larga lista negra, pero es de un blanco casi impoluto, a pesar de las manchas de ceniza de mis cigarrillos. Soy meticuloso. Todas las noches recito los nombres de cada víctima y rememoro cómo las he matado, paso a paso, grito a grito. Es toda una obra de arte en sí.
Luego Kill me da las buenas noches con un cariñoso ronroneo; siempre adivina cuándo termino de recitar mentalmente mis " obras maestras", y cada uno se va a su cama.
A menudo me río de las personas racistas, homófobas, machistas, etc., ya que una vez que has matado a gente de todas las razas, tanto hombres como mujeres, con sus respectivas orientaciones sexuales, te das cuenta de que en realidad todo da igual. Todas las vidas dependen de un hilo, y yo tengo la tijera afilada.
Finalmente rezo un Ave María y sueño dulcemente con la cara de mi siguiente encargo.
INÉS SANTOS ACUÑA 1º Bacharelato B/Artes